jueves, 15 de diciembre de 2011

La Ultima Luna Llena del Tiempo Conocido

La Ultima Luna Llena del Tiempo Conocido (3)
"De pronto vi una puerta abierta de par en par. Era de un vidrio azul casi cegador. Así quedé mucho tiempo tratando de saber si es que debía entrar o no. Casi había perdido toda la esperanza de encontrar ese pequeño espacio de luz bajo mis pies, mi nada humilde ubicación en un viejo museo donde los mortales puedan admirarse al contemplar mis restos tras aquella divina caja de cristal. La vitrina era de tamaño regular con reflejos graciosos de rostros deformados aparentemente observando, aparentemente.

La monotonía no era un problema, más lo era la soledad. Las voces cada vez más agudas se infiltraban entre mis pensamientos. Nunca antes sus voces sonaron de tal manera. Recuerdo aquel día en que decidí buscar esos viejos papeles de color. Aun tenia aquel brillo de inocencia en los ojos. Como si se tratase de un juego descubrí que la pura belleza de todo lo que había vivido hasta entonces se encontraba en la punta de mis labios, en ese momento sentí en mi piel las espinas de lo que sería desde ese momento mi nueva vida.

Volví en mi y me encontré parado sobre un campo de flores muertas, no marchitas sino despedazadas con extrema frialdad. Lo realmente perturbador era la sangre que brotaba de ellas y que aun corría formado charcos rojos bajo mis pies. Ya había estado antes en aquel lugar, mi padre solía traerme en épocas de lluvia cuando las montañas eran verdes y el sol brillaba desde cada gota de roció. No quería saber la verdad de aquella escena. No quería ver mis manos. Jamas volvería a ser el mismo. El sueño se había terminado. Anocheció, todos lentamente se fueron y yo seguía encerrado entre los mismos putos vidrios de mi existencia. La luz de aquella puerta había desaparecido. "